Desde mi experiencia personal como madre, te acerco una reflexión sobre la acogida de los niños y niñas pequeños a un nuevo centro escolar, y sobre la posibilidad de un modelo distinto al habitual

Este curso que se ha iniciado he tenido la oportunidad de vivenciar con mi hija de tres años, la entrada en la escuela pública a P3, en una escuela de nueva creación que arranca en su segundo ciclo con una propuesta que recoge la mirada de una Educación Viva no directiva ni centralizada, sino más bien planteada desde los diferentes ambientes preparados para la manipulación, exploración, movimiento y juego.

Hace algunos años, cuando tuve a mi primer hijo que hoy tiene 13 años, decidimos que para el comienzo de su socialización iría a un espacio que se ajustara más a nuestro modelo cultural, ya que mi pareja y yo somos de fuera y en nuestro país los niños van a la escuela o por la mañana o por la tarde. La idea de la jornada completa no la teníamos ni integrada ni nos parecía en aquél momento adecuada para un pequeño menor de dos años. Entonces en la etapa de infantil le llevamos a una escuela libre donde había 22 niños y 4 adultos para acompañarlos en sus procesos de crecimiento. Unas ratios relajadas que permiten al adulto estar disponible para cubrir las necesidades que surjan y diseñar las propuestas o ambientes adecuados para los pequeños.

Estos Proyectos privados, que nacieron-la mayoría de ellos- de la mano de muchísimas maestras que ya no podían ni querían asumir su trabajo con 25 pequeños en P3, y de familias para las que suponía muchísimo esfuerzo energético y económico pero buscaban propuestas más cercanas y atentas a los aspectos emocionales de los pequeños, eran los que más se acercaban a nuestro modelo de crianza.

En la etapa de primaria, tuvimos la fortuna de poder disfrutar con el niño de la experiencia de una escuela pública viva -MARAVILLOSA- pionera en esta nueva metodología y mirada. La escuela El Martinet en Ripollet fue un verdadero regalo de experiencia, y un descubrir emocionada que ahora sí la escuela tenía más sentido para el niño desde el lugar que comenzaban a enfocarla. De todas maneras, seguía sintiendo que sobre todo por el horario y las ratios para infantil no era muy adecuada.

Adapatación al cole - Celeste Vaiana

Hoy, 10 años después decidimos que nuestra segunda hija y nosotros mismos estamos preparados para iniciar la socialización en la Escuela, al percibir una apertura hacia lo nuevo, hacia un lugar más cercano y profundo, hacia una propuesta mucho más atenta a las necesidades reales de la infancia.

Afortunadamente comienzan a notarse ya en muchos centros, los cambios que se vienen gestando desde aquellos años, paso a paso para actualizar, re-significar y transformar no sólo los métodos, sino también el cultivo de una mirada más amplia del niño en la escuela.

Incluso la propuesta estética, de materiales, de ambientes y salas, comienza a diseñarse en función de las necesidades evolutivas y específicas en cada etapa y esto es un gran avance.

Lejos quedó la imagen de ese cole lleno de pupitres y sillas para sentarse, todos frente a una pizarra y un supuesto saber unidireccional; ahora la propuesta es acertada y afortunadamente en movimiento (motriz) desde el espacio facilitado para ello; en contacto (sensorial) con los materiales desde su necesidad, en relación con lo que les es significativo y con los otros, en el juego como trabajo principal del niño no sólo en cuanto lo que facilita la adquisición del aprendizaje, sino también a la elaboración de aquello que vive y emocionalmente necesita integrarlo.

Desde mi rol de Psicóloga me gustaría incidir acerca de la importancia de la necesidad de un abordaje integral de la salud mental infantil, también desde el ámbito de la escuela.

En la última edición de la revista del Consejo General de la Psicología en España -INFOCOP- se pone de manifiesto la urgente necesidad de la función del Psicólogo en la escuela- y en otros ámbitos de lo social-, en la medida en que cada vez hay más estudios que confirman el aumento de las depresiones adolescentes y los suicidios infanto-juveniles, por lo que es sumamente importante revisar todos aquellos “ambientes” que atraviesan los niños desde su entrada al sistema, para trabajar en prevención y cuidados en salud mental.

Adapatación al cole - Celeste Vaiana

Etapa sensible

Pensemos en la infancia como la etapa más sensible y vulnerable de nuestra vida, ese lugar desde donde se van a construir los cimientos de quiénes seremos y cómo nos desarrollaremos en el futuro; momento constitutivo desde el cual el vínculo con el otro da lugar a nuestra subjetividad, nuestro carácter, personalidad, posición sexual, y también nuestros refugios y heridas –neurosis.

Sería imprescindible, que este cambio que se está estructurando en el seno mismo de la escuela pública, no se quede sólo en lo aparente y superficial, y trascienda hacia un replanteamiento de fondo de aquello que se ha instalado –instituido- como lo normal y que sin embargo sigue siendo no sólo inadecuado sino poco saludable para los niños.

Es por ello que abrazo, aplaudo y felicito esa cercanía que la escuela comienza a establecer con las familias -aunque aún percibo un miedo lógico en algunos equipos de maestras y direcciones- en tanto es una práctica nueva que hay que integrarla dándole más lugar en las entradas y en algunos casos en las «adaptaciones/familiarizaciones/acogidas» de los niños en el colegio; pero considero que aún queda mucho camino por hacer para poder abordar estas separaciones tempranas de una manera más relajada y sobre todo menos traumática para cuidar mejor de la infancia.

Porque la propuesta educativa que se promueva como RESPETUOSA DEL NIÑO, de sus tiempos, de sus necesidades y de sus procesos, no puede obviar de ninguna manera el cuidado y la importancia clave que incidirá en todo el proceso educativo, de la entrada del niño a la escuela.

Actualmente, si bien este cambio de mirada comienza a materializarse, queda mucho por integrar internamente en las prácticas cotidianas, sobre todo en los períodos de entrada, donde de fondo se encuentra profundamente arraigada la idea de que es mejor que las familias estén fuera o que salgan -yo creo que es para que no veamos el malestar de nuestros hijos llorando esos días, o bien porque a veces las familias inconscientemente no facilitamos el proceso de separación-, desconectados del dolor y conectando más con el objetivo de que los niños se adapten rápido con el coste psicológico, emocional y físico que esto tiene, y que incide en su desarrollo, que con el verdadero proceso del niño.

En algunas ocasiones sobre todo en los momentos de mayor vulnerabilidad, si el equipo está receptivo y/o preparado para CUIDAR de éstos tránsitos emocionales, las ratio adulto/niños llegan a ser incluso negligentes, creando mucha angustia y malestar sin necesidad. Es muy importante que cambiemos urgentemente la mirada acerca de éstos pasajes tan importantes, de que contemos con brazos para que el dolor producido por las separaciones se pueda acompañar.

Adapatación al cole - Celeste Vaiana

La importancia de cuidar

Si hablamos de respetar realmente las necesidades de la infancia, más que apresurarnos porque cada uno de los peques se adapte rápido a la escuela, ya que siempre se ha hecho así y eso es lo “normal”, deberíamos comprender la importancia de esos momentos vulnerables y sutiles sobre todo en P3 –ni hablar de los aún más pequeños- DE SEPARACIÓN en que el psiquismo registra en su constitución la huella o la marca del cómo ésta separación se ha producido.

Sería tan distinto si respetáramos el tiempo que necesita cada niño y también lógicamente sus padres para adquirir confianza y seguridad en la escuela y con la maestra; si invirtiéramos y pusiéramos todos los recursos humanos al servicio de las entradas de los pequeños, contando con los maestros con especialidades para que también puedan acompañar; si concienciáramos a las familias de la importancia de acumular vacaciones o contar con los abuelos para facilitar este pasaje fundamental; si –como hacen muchas escuelas vivas- conjuntamente con el Afa o el Ampa se buscan recursos externos para suplir esta carencia estructural. Y no se trata que generar dolor o frustración en las familias que no pueden quedarse a acompañar, se trata de comprender que las que sí que pueden quedarse suman más manos para cuidar.

Siento que si invirtiéramos bien en estos momentos nos evitaríamos que toda la escolarización de nuestros hijos esté marcada por el ¡NO QUIERO IR A LA ESCUELA!

Siento que ganaríamos ¡TODOS!

Los pequeños porque al menos tendrían tiempo de construir algún lazo con alguien que luego pueda acompañarlos en su dolor por la angustia de separación –por ejemplo una compañera/o- y sentirse en un ambiente seguro que le invite a explorar; los padres que no sufriríamos desde temprano a la mañana con el ¡NO QUIERO IR!, ni dejarlos llorando y quedarnos preocupados preguntándonos cómo estarán; y las maestras que estarían más relajadas y disponibles, sin tanto peso y creando el ambiente necesario de bienestar para que sean posibles los aprendizajes.

Como señalé anteriormente, ya algunas escuelas están muy receptivas y abiertas en sus propuestas de acogidas. Desde el curso pasado asesoro puntualmente a la escuela Polinyà donde se cuida este proceso y las familias pueden quedarse el tiempo que haga falta para elaborar esa marcha y permitir que el niño vaya encontrándose a gusto para desplegar sus potencialidades. Se tiene en cuenta el caso a caso y la situación particular de cada niña/o.

Ganaríamos tanto todos en cada uno de los niveles de la enseñanza si priorizáramos la calidad del vínculo y comprendiéramos que primero está la relación, el ver al otro, el vincularme, el establecer una transferencia amorosa y desde ahí el niño conecta con su deseo de aprender si se le da el espacio para ello. Primero es ver al otro, y luego más tarde debería venir la importancia o la presión por los aprendizajes.

En algunos casos evitaríamos tanta neurosis infantil, miedos nocturnos, enuresis secundarias, regresiones del habla, enfermedades físicas, rabietas y rebotes permanentes, continuos malestar y conflictos y todo tipo de mecanismos de defensa que pueda crear el niño para elaborar tanto malestar si NOS PROPONEMOS DE VERDAD CUIDAR DE ESTOS MOMENTO VULNERABLES: el comienzo del curso, tanto en P3 como en P4, P5 como en todos los niveles – hay hasta Institutos de secundaria que empiezan a tener en cuenta la importancia de este período de “familiarización”-, las vueltas de semana santa, vacaciones o de períodos de enfermedades, si tuviéramos esa mirada amplia que ve la necesidad de tiempo que necesita el niño para integrar lo que le viene impuesto desde afuera.

Hace años que somos muchos los profesionales de la Salud y de Educación que venimos trabajando en esta línea y remarcando la importancia de éstos cuidados. Hace años que estamos vivenciando la emergencia de un movimiento y una mirada más profunda en la escuela para con las propuestas y con la infancia. Ya hay registro y hay aprendizajes en la escuela pública que dan fe de esto.

Juegos y propuestas

Hay juegos y propuestas para facilitar la separación y así permitirle al niño la integración de este corte en su día a día, como por ejemplo -uno de gran incidencia en el aparato psíquico infantil-es el que se propone con tubos de papel a modo de túneles, a través de los cuáles el niño puede soltar un coche o unas canicas –que representan internamente a su relación primaria con el Objeto madre-, que desaparecen en el tránsito por el mismo, pero vuelven a aparecer al final. Así, poco a poco, va comprendiendo que ese objeto que por momentos no puede verlo pero está –como la madre- siempre retorna, y puede volver a encontrarlo. Juegos de aparecer/desaparecer, juegos de separación con cuerdas, entre otros.

Para terminar me apetece AGRADECER infinitamente a cada una y uno de las y los Directoras/es, maestras/os, profesoras/res, monitoras/es, técnicas/os, etc, en definitiva a todos los guardianes del tesoro de la Humanidad –que para mí son los cuidadores de la infancia-, este movimiento profundo que aunque se vislumbra difícil y costoso comienza a materializarse, a integrarse y consolidarse no sólo en Infantil y Primaria, sino también en las escoles bressol (0-3), pero además en los Institutos de Educación Secundaria!

Agradezco que nos dejen entrar en las aulas, sentir los ambientes, participar de la escuela y devolvernos un poco la responsabilidad que nos toca como padres de la Educación y el Cuidado de nuestros hijos.

Hay una brisa fresca que vuela por cada escuela o espacio educativo, y transporta las semillas para sembrar y cultivar el cambio, para ampliar nuestra mirada y conectarnos más con el corazón, con la vida misma y la infancia!

Gracias, gracias, gracias en nombre de todas las familias, pero sobre todo gracias en nombre de los niños y niñas pequeños medianos y grandes que se verán beneficiados claramente desde esta mirada.

¡Soplemos juntos para expandir las semillas de este cambio que ha comenzado y ya no para!