El caso de los conflictos entre hermanos es un tema complejo y complicado.

Veamos: supongamos que tengo tres hijos, uno de 6, uno de 4 y un bebé al que llevo colgado.

Las mamás solemos pensar que los pequeños son los que más nos necesitan, claro que sí: cuánto más pequeño es un niño, tanto más depende de los cuidados externos para la satisfacción de sus necesidades básicas.

Pues yo mamá, estoy agotada –lógicamente- y entregada totalmente a la crianza –en el mejor de los casos- y me irrita mucho pero mucho, que mis dos hijos mayores se discutan todo el día por cualquier cosa. Desde que me levanto siento que vivo conflictos tras conflictos en casa y me siento sola porque mi pareja tal vez está trabajando!

-el ejemplo también vale si tengo dos hijos: el mayor y el pequeño, y ni hablar si tengo 4!!!-

El conflicto puede comenzar por cualquier objeto, o bien por ir o hacer algo “primero”, o porque “yo lo tenía”, o por lo que sea… y así el día sea hace largo y muy difícil, y todos terminamos desquiciados…

Apliquemos el zoom a ver que nos traen estos conflictos cotidianos:

Hay una frase de Laura Gutman, que cuando la escuché por primera vez me pareció muy fuerte, pero luego me sorprendí mucho en mi trabajo cuando pude constatar lo acertada que estaba.

La frase es: “Es la madre la que polariza la relación entre los hermanos, es decir que deja de su lado el peso de la responsabilidad del vínculo fraterno!

Y el padre? Él no cuenta? Qué lugar le toca en medio de todo esto?

A ver…

Cuando nace un segundo o un tercer hijo, la madre natural y físicamente, “se entrega” –en el mejor de los casos-  a esa fusión corporal y emocional necesaria, y le queda muy poco espacio psíquico y real disponible para cualquier otro cuidado –incluso el suyo propio-. El padre toma más lugar ahora, en la relación con el/la hijo/a mayor o los/las mayores.

El bebé que nace, llega a una familia que les espera –“relativamente para sus hermanos”- y Gana! Amor, Mirada, Afecto!!!

Los hermanitos, que desde su sentir inconsciente y ambivalente –amor/odio- en un primer momento puede parecer que estén contentos por la llegada de este bebé, cuando se dan cuenta que “este” ha venido para quedarse y no se marchará, pues comienza/n un DUELO intenso por haber perdido ese lugar, esa mirada materna que les hacía sentir únicos, mimados, o simplemente, pequeños!

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Es posible que el mayor de los tres, que ya ha vivido la pérdida de ese lugar de privilegio, de alguna manera ya sabe y se resigna o asume cada vez más lo que va aconteciendo. Pero el de medio, o el que lo vive por primera vez- … ufff  comienza un proceso interior potente –que puede durarle toda la vida! sintiendo una sensación de gran PÉRDIDA!

A ver, con esto no quiero decir que los niños no ganen cuando llega un hermanito, obvio que un hermano es UN REGALO –así debería serlo-. Lo que describo es la vivencia íntima que viven los niños cuando se produce un acontecimiento semejante en su realidad cotidiana que modifica intensamente sus relaciones en la familia.

Entonces los niños muchísimas veces buscan, a través del conflicto, esa mirada que ya no está tan disponible de la mamá, ese “objeto primario” que se actualiza en cualquier objeto de disputa con el otro!!!

A menudo, veo a las mamis que están agotadas con su bebé a cuesta y sus hijos enganchados por la falda!

El llevar el bebé encima favorece el contacto con el peque que tanto lo necesita, pero al mismo tiempo, tengo que ser consciente de que mi cuerpo ya no está directamente accesible ni disponible a mi pareja ni a mis otros hijos.

El lugar del padre también es complejo, porque si bien su función es la del límite, llegar del trabajo y sólo vincularse con los niños desde allí, pues es probable que no fortalezca la relación con los mismos. Además el padre, escucha a la madre y en la medida de lo posible intenta intervenir para cuidar de todos, pero esto no es tarea fácil.

Hay tantas cosas que nos traen los conflictos de nuestros hijos que, si no somos capaces de mirar con amplitud la realidad,  nos desbordamos y nos vamos llenando de frustración cotidianamente.

Desde mi punto de vista, lo adecuado sería buscar un equilibrio entre todos los integrantes de la familia, porque de lo contrario, esto puede vivirse íntimamente como violento.

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He conocido muchas mujeres que se refugian en el “continuum” cuerpo a cuerpo con el bebé, escapando de asumir otras realidades que le tocan. Por ejemplo el abordaje de una situación de malestar con la pareja –cosa que también pueden estar mostrando nuestros hijos con sus conflictos-.

Es muy importante sentir la Unidad con mi compañero, para poder cuidar bien de los niños y abordar lo que ellos nos van trayendo. Desde mi experiencia me atrevo a aseverar que, es más importante estar en sintonía y amor con el padre, que llevar el niño colgado al cuerpo! Y sobre todo, es muy importante no desautorizarlo frente a los peques, que muchas madres es lo que hacemos desde nuestro gran malestar.

También he conocido niños, que a pesar de haber sido llevados cuerpo a cuerpo por sus madres, están inquietos e insatisfechos porque en esa fusión no han encontrado la presencia necesaria. –este es todo un tema que podría desplegar en otro texto!

Por eso,  pensar que tan sólo 10 minutos de calidad y calidez en soledad cada uno de nuestros hijos disfrutándolos y haciéndoles llegar nuestro calor o la expresión: yo también te echo de menos, puede relajar infinitamente al niño que está inquieto por nuestra mirada.

Tengamos en cuenta que nuestro segundo o tercer hijo, por más pequeño que sea, cuenta con unos padres con más experiencia que ya no tienen tanto miedo y eso les llega, por lo que no pasa nada si papá se queda un rato con el bebé, mientras mamá pasa un ratito con sus otros niños.

Generalmente tendemos a mirar a nuestro hijo más pequeño como el más débil y esto, no es necesariamente así. Esta mirada, de alguna manera, nos debilita en nuestras intervenciones y propicia que el niño se suba tanto que hasta llegue a tiranizarnos a nosotros y a su hermano mayor que tiene que soportar sus permanentes rabietas e invasiones.

Todo en la vida para ser armónico necesita de un equilibrio.

En fin… mirar el aprendizaje que pueden traernos los conflictos!!! BIENVENIDOS SEAN SI DE ELLOS PODEMOS APRENDER Y FORTALECERNOS!!!